En la democracia representativa se supone que se gobierna respetando la Constitución y se supone que la ciudadanía está Sujeta a Derecho. Todas suposiciones, porque a la Constitución se la pasan por la terminación del duodeno y a Sujeto a Derecho lo metieron preso por portación de ideología. Democráticamente, ya nos ha tocado sobrevivir bajo otros absolutismos, pero éstos estuvieron enmascarados y ornamentados con la lentejuela del discurso: la letra con cotillón entra, y disimula el sangrado. (Menem, Macri, por poner solo dos ejemplos).
Pero lo que estamos padeciendo Hoy en esta democracia mercantilista es un Régimen Absolutista ipso facto, sin ambages: lo planean y lo ejecutan, o lo ejecutan directamente.
No hay que ser muy vivo para darse cuenta que cualquier absolutismo siempre te precipita al abismo, pero ahora hay una yapa, hoy te empujan como a cajón que no cierra para que te precipites más rápido al abismo y ahí el jarabe ya se pone más espeso porque resulta que al empujoncito final te lo dan tus pares, los/as que caminan a tu lado. Pareciera ser que en este país, en estos tiempos «internetizados», el Absolutismo es un producto de la canasta básica que cualquier cuñado lo puede levantar de la góndola, pagarlo en caja y salir a la calle creyéndose que se compró la Verdad Absoluta.
Porque “aquí está el queso”, dijo la laucha y pisó la trampa. La adjudicación de la Verdad es el embrión del Absolutismo, y esta gestación tiene un apotegma como bandera: “Nadie es dueño de la Verdad”. Hace mucho ya, cuando empezaron a embarrar la cancha con ese sofisma de que “Nadie es Dueño de la Verdad”, ahí nos noquearon para siempre. Porque eso también significa: “Bueno, si nadie es el dueño, por inversa lógica, todos lo somos”.
(Pongo un ejemplo adyacente, para que se entienda como nos manipulan: con la Ecología nos dicen: “todos somos culpables de la destrucción del Planeta”; o sea, somos todos culpables pero no se puede meter en cana a más de 8 mil millones de personas por arruinar el planeta, ergo, por lógica inversa, “nadie es culpable de nada”; y como nadie lo es, tampoco nadie se hace cargo y el Planeta Tierra se sigue desplomando atrozmente. Entonces hoy, mi vecino que se compra un desodorante en aerosol, al rociarse su axila está arruinando la capa de ozono, y resulta ser que mi vecino -que lo único que quiere es oler bien-, tiene la misma culpa que las multinacionales que con sus miles de toneladas de desechos químicos-industriales contaminan medio Océano Atlántico o que los sojeros que para cambiar la 4×4 cada seis meses te desmontan 4 provincias en el Norte argentino. ¿La ven? Todos somos culpables: es tan culpable mi vecino que se compró un desodorante en oferta como las multinacionales que mataron millones peces y los sojeros que mataron millones de árboles. Solamente a la hora de repartir culpas el mundo es socialista, todos por igual).
Este ejemplo primario que utilicé no da más de básico, solo lo usé como limpiaparabrisas para intentar ver mejor, para graficar como arriba del mostrador te engrupen con esa falacia de que “Nadie Es Dueño De La Verdad” mientras que por debajo del mostrador te encajan el “Nadie Tiene La Culpa”: te envuelven el gato pero te venden la liebre, con moño y todo, con una habilidad y una celeridad tremenda.
Vos te sentás a ver un partido de fútbol para distraerte un rato, y a los 90 minutos cuando terminó el partido, tres Ceos y tres Jueces reunidos en el Sur ya te vendieron media Patagonia; y si el partido va a alargue y penales, ya te rifaron la Patagonia entera.
Con el “Nadie es Dueño de la Verdad y Nadie tiene la culpa” como cómplice sistemático funciona el más atroz de los absolutismos.
El absolutismo atroz se verticaliza de arriba hacia abajo con distracción y confusión: la distracción para mantener al pueblo distraído y la confusión justamente para que confundamos al verdadero enemigo y desorientarnos, haciendo guiño para la izquierda y doblando a la derecha, mostrando los huevos brillantes de la canasta de oro y vendiendo los huevos podridos de la canasta de mimbre, y así. Habrá que parar la oreja y dejar de abrir tanto la boca; porque cualquier distraído/a puede confundirse y pensar que los que gobiernan trabajan en La Rosada y duermen en Olivos. Hay que ser muy «inocente» (por usar una palabra elegante) para CREER que el Poder está en La Rosada o en El Congreso; el Verdadero Poder está en otro lado, y todos sabemos donde, pero es imposible llegar a ellos por el blindaje judicial, policial y mediático que lo protege. El Verdadero Poder es el económico; el que puede subvencionar jueces, legisladores, periodistas y policías. Con estas Cuatro Patas hasta el más rengo gatea, y para conocer a un cojo lo mejor es verlo andar.
Pero ojo, que el cuadrúpedo tiene cuatro patas pero no puede andar cuatro caminos a la vez.
Ah, me olvidaba, ya se sabe que El Fin De Un Absolutismo comienza cuando en la calle los únicos que te respaldan son los de uniforme.-
Excelente nota, así es los dueños de la verdad es una falacia, destruyen el planeta en nombre de una Democracia inexistente
Interesante enfoque. Por supuesto, siempre creí que nadie es dueño de la verdad. De un modo similar, cualquiera puede -por ignorancia o a sabiendas- sostener impunemente diversos disparates a favor de hechos probados como rotundos fracasos sociales, o negar beneficios para la humanidad comprobados por la ciencia. También acuerdo con que esta puesta en escena distópica, borrascosa y confusa no es obra de una sola peluca, ni se gestó solamente dentro del país. Tanto el calabrés como el niño maltratado son fieles a sus amos. Crueles alumnos destacados en el (arte?) de entregar la Patria.
No entendí las últimas cuatro líneas.
Es una fina ironía o una anhelada utopía.?